El Ideal de Santidad...

La Iglesia nos enseña que todos los cristianos estamos llamados a ser santos.

Pero... ¿qué quiere decir ésto?

En primer lugar debemos tener en cuenta que las imágenes que evocan a los santos (para muchos algo "lejanas" y algo "raras"), son algo más que simples estatuas que decoran los altares de nuestras Iglesias. Es más debemos de dar gracias a Dios de que todavía hoy "esas imágenes" vayan buscando hacerse presente con aspecto más cercano entre nosotros.

Si nos ponemos a estudiar la vida de los santos nos daremos cuenta de que todos ellos han compartido algunos rasgos comunes: todos experimentaron una gran alegría de vivir, eran muy entusiastas, llenos de energía interior y estaban dispuestos a todo por ser personas muy coherentes en sus convicciones. Eran personas que conocían muy bien la realidad y tenían muy bien puestos los pies sobre la tierra y su corazón en el cielo. Eran personas amables, bondadosas y amigables. Poseían una personalidad magnética. Eran humildes, sencillos y con un gran espíritu de servicio. Pero lo que más los distinguía era su profundo amor a Dios y al prójimo, que las hacia personas dispuestas a sufrir si era necesario, pero sin perder la alegría del corazón.

Es de suma importancia poner bien en claro que quien quiere emprender la vida de santidad, es decir, quién quiere crecer en su vida cristiana debe aceptar el esfuerzo y la lucha constante. Se debe rechazar la mediocridad, la superficialidad, el simplismo y la comodidad. Se requiere de un esfuerzo indispensable en la búsqueda de la perfección cristiana. Eso significa un gran ejercicio, disciplina, y un esfuerzo continuo.

Precisamente por esto... y quizás lo que muchos no hemos alcanzado a entender es que la gente no va a la Iglesia porque es buena sino porque está luchando para serlo. Y luchar por ser mejor con medios legítimos es un derecho que todo ser humano tiene. Es como si a un estudiante de medicina se le exigiera ser un perfecto médico durante su época de aprendizaje. Esto sería incoherente y falto de respeto y realismo.

Ser santo, además, implica no sentirse santo, sino reconocer la condición de pecador para que, con ayuda de la gracia, se decida a vivir inspirado, y a un sobreesfuerzo en conseguir el ideal de santidad...

Así que entonces...,  ¿Qué es lo contrario a la santidad? 

Pues está claro que lo opuesto a la santidad debe de ser; la tristeza, la amargura, la desesperación, la falta de entusiasmo y de energía; la incoherencia, la hipocresía, la maldad del corazón, la dureza de sentimientos, el irrealismo, el egoísmo...

Trainspotting  

 

Y contradictoriamente esta reflexión la enlazaremos con una película que nada tiene que ver con ese "ideal de Santidad" al que todos estamos llamados. Este clásico del cine inglés de los noventa lleva por título: "Trainspotting". Una película en donde se plantea una crítica a la modernidad, donde entran en crisis los valores de la sociedad. Así se proyecta un mundo donde La modernidad es un período histórico, social y cultural en el cual la humanidad se conduce, o aspira a conducirse a través de las leyes de la razón...

 

La trama es una frenética historia de 5 jóvenes británicos y su relación; con las drogas, el sexo descontrolado y una violencia desmesurada, que arrasó en su día (en taquillas) no sólo por lo escandaloso de las escenas,  sino que además la verborrea utilizada no deja indiferente a nadie. Danny Boyle nos transporta con esta película a un Edimburgo podrido, mohoso, lleno de droga, y no exento de desesperación…

 

En ella se muestra la auténtica descomposición del individuo ante su incapacidad de descubrir o hallar la permanencia en una sociedad que parece querer limitarlo, dominarlo y encasillarlo…

Aparentemente dos posibles alternativas se plantean estos jóvenes a elegir en sus vidas ... Es una juventud dividida, pues se debaten irónicamente en escoger entre un propósito de “vida estereotipada” o continuar por unos senderos engañosos y totalmente inciertos…

 

El mensaje cinematográfico muestra una cultura totalmente individualista, hedonista y a pesar de que se hace una crítica a la falsa felicidad del consumo, se reivindica por otro lado; la (falsa) “libertad individual”, del ocio, el goce carnal desordenado de la plenitud íntima y los “deleites privados” como el uso de drogas, etc.…

 

No obstante, y aunque esta película nos puede ayudar en esta reflexión, no debemos olvidar que muchas veces la realidad supera la ficción. Vivimos en un mundo donde el sometimiento de hombres y mujeres a condiciones de enajenación y dominio son cada vez más habituales, donde las desigualdades sociales son cada vez más evidentes entre las clases poseedoras  y las desposeídas… provocando más este tipo de situaciones ...

Pero... aun así, Trainspotting (la ficción) y nuestro mundo (la realidad) NO muestran un mundo totalmente desalentador y desesperanzado, ya que hay valores profundos que todavía hoy no ha logrado aplastar la era del descontrolado consumismo…  

¡¡Hay otra alternativa de vida!! 

 

Desde Nuestra perspectiva de fe y como discípulos de Jesús se nos presenta otra alternativa de vida (que no se plantea en Trainspotting): ¡¡y es que hay otra alternativa de vida!!. No obstante es normal (aunque no entendible) que la juventud aún siendo,  en muchas ocasiones, consciente de lo que ello implica prefiera ignorar esta otra alternativa...

Porque Cristo llama, Cristo elige, Cristo compromete, Cristo exige: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” (MC 8,34)

El verdadero heroísmo es pues "el ideal de santidad"…  es entregar nuestra vida por algo más, y curiosamente esta es la única alternativa de vida que evita que seamos no sólo “esclavos de la sociedad y de cualquier sistema”, sino que además nuestro proyecto de vida deja de estar “estereotipada” (aunque muchos no lo quieran ver)…

En ese "Ideal" es como nace la verdadera libertad y realización de toda persona…

"Yo elegí: No elegir la vida,  yo elegí otra cosa... 

y las razones; no hay razones...".  (Trainspotting)