Solamente una vez...

¿Te suena esta canción…?

Solamente una vez, amé en la vida, solamente una vez y nada más.
Una vez nada más en mi huerto brilló la esperanza, la esperanza que alumbra el camino de mi soledad. Una vez nada más, se entrega el alma, con la dulce y total renunciación. Y cuando ese milagro realice el prodigio de amarte, hay campanas de fiesta que cantan, en mi corazón…

(Agustín Lara).

 

Este precioso bolero, conocido por muchos de nosotros, encierra y esconde el verdadero trasfondo  de una auténtica y preciosa historia de amor... De una entrega a Dios. Un amor que trasciende todo amor humano...

El tenor de Dios

Hablamos de la historia tan llamativa del mexicano José Mojica. Un tenor mexicano nacido en 1896 que estudió en el Conservatorio de Música de su país y estrenó su voz en la ópera “El barbero de Sevilla” el 5 de octubre de 1916. En los años 20 llegó a Estados Unidos, donde el azar hizo que el gran tenor napolitano Enrico Caruso lo escuchara, para luego recomendarlo a la Compañía de Ópera donde El Metropolitan Opera House lo vio consagrarse, y después Hollywood lo lanzó como el “latin lover” que reemplazaría al malogrado Rodolfo Valentino. Mojica inició su carrera actoral con “El precio de un beso” (1930), pero fue “La cruz y la espada” (1933) su preferida. Hasta 1940 filmó una docena de películas.

Historia de la canción: Solamente una vez

Cierto día, el conocido Pedro Vargas le contó a Agustín Lara que había recibido un telegrama de su amigo José Mujica (tenor y actor mexicano famoso de las primeras películas habladas de la época) en ella le contaba que había sido aceptado en el Monasterio Franciscano del Cusco-Perú, para ser sacerdote. José había escuchado el llamado de Dios y había decidido dejar todo y seguirlo…

Agustín, al escuchar esto, tomó un lápiz y una servilleta y se puso a escribir un bolero que le dedicó su entrañable amigo Agustín Lara al enterarse de que su vida iba a dar un gran vuelco. La leyenda urbana dice que la muerte de su madre Virginia y el supuesto rechazo de la actriz María Félix, de quien Mojica se había enamorado, lo llevaron a apartarse de la vida mundana.
 

El resultado fue una de esas canciones que aún el paso del tiempo no ha conseguido borrar... Muchas son las parejas que se enamoraron con este bolero, sin saber la verdadera historia que esconde esta preciosa composición; es una auténtica renuncia al mundo y un “Sí” incondicional al amor a Dios: “SOLAMENTE UNA VEZ”. El tenor y actor trabajó en 1941 en “Melodías de América”, filmada en Buenos Aires. En ella cantó por última vez como José Mojica “Solamente una vez”

CAMBIO DE HÁBITO

 

Así, su segunda vida empezó en 1942, con sus estudios en el seminario franciscano del Cusco. Después pasaría al monasterio San Antonio de la Recoleta, también en la Ciudad Imperial. Al concluir el noviciado, se ordenó sacerdote en 1947 en el convento de San Francisco de Asís, en Lima. Se llamaría por el resto de su vida fray José Francisco de Guadalupe Mojica.

Afectado por una dolencia cardíaca, fray José Francisco de Guadalupe Mojica falleció el 20 de septiembre de 1974, a la edad de 78 años. Fue bastante querido por el Perú de aquel entonces, y aún hoy los memoriosos lo recuerdan como el tenor de Dios.

Precisamente “Yo pecador”, su autobiografía, salió a la luz en 1958 y sirvió como argumento para una película del mismo nombre, en la que fray José participó brevemente en algunas secuencias.